Flores más curiosas
La más pequeña:
La planta insectívora (Drosera sessilifolia), mal llamada carnívora, crece en sabanas arenosas de la Orinoquia pobres en nutrientes. Tiene pelos pegajosos en las hojas y a ellos se adhieren pequeños insectos que al descomponerse las alimentan.
Es una de las plantas terrestres más pequeñas conocidas en el país, alcanzando en estado adulto 2 centímetros de diámetro. Del género Drosera existen cerca de 200 especies, muchas de las cuales son cultivadas como ornamentales, y en Colombia conocemos solo cinco.
La más alta:
La palma de cera (Ceroxylon quindiuense) no es tan solo la planta más alta de Colombia si no la “palma” más alta del mundo, pues alcanza alturas de hasta 60 metros. Crece en las tres cordilleras que recorren al país, pero abunda en la Central, en los departamentos de Quindío y Tolima, entre los 1.800 y 3.100 metros de elevación.
En 1985 fue designada como el Árbol Nacional de Colombia y en la actualidad está categorizada como una especie “amenazada”. Muchas palmas se encuentran en potreros donde no se regenera de manera natural, por lo que habrán de desaparecer cuando los adultos mueran sin dejar descendencia.
El Estramonio o hierba del diablo (Datura stramonium) es una de las plantas cosmopolitas venenosa más conocidas. Curiosamente, esta especie es pariente de los borracheros, de la cual se extrae la escopolamina. Crece en zonas cálidas o con clima mediterráneo como Villa de Leiva (Boyacá), donde nace espontáneamente en bordes de caminos.
Entre las sustancias que determinan su toxicidad se encuentran la atropina, la hiosciamina y la escopolamina, que pueden causar alucinaciones, reacciones anticolinérgicas y hasta la muerte. Esto supone que cualquier parte de la planta es tóxica.
La más útil:
La milpesos (Oenocarpus bataua) es una especie de palma con amplia distribución en todas las zonas de bosque húmedo de tierras bajas en la Amazonía, Llanos Orientales, Magdalena Medio y el Pacífico. Los frutos se utilizan en la preparación de una bebida y en la extracción del aceite comparable al de oliva. La pulpa del fruto tiene 40% más proteína que la pulpa de la soya.
Las hojas jóvenes sirven para tejer canastos y especies de morrales resistentes a la carga en el monte. Con las fibras rígidas de la vaina se hacen dardos usados en cerbatanas y en las ciudades se fabrican artesanías como individuales y lámparas estilizadas.
Los cogollos se consumen a manera de palmito y las hojas jóvenes se utilizan en la elaboración de ranchos y como ramo bendito durante la Semana Santa en el departamento del Cauca. Los tallos enteros o partidos son usados como pilotes de muelles, en la elaboración de trapiches y postes de casas; en los derribados crecen larvas de escarabajos ricas en grasa que consumen los indígenas.
La más rara:
La Balanophoraceae (Helosis cayennensis). Es difícil creer que una planta, con la forma de una famosa golosina colombiana, sea pariente del olivo y la rosa. En los bosques andinos y amazónicos de Colombia crece el Helosis, planta parasita solo detectable cuando florece.
La mayor parte de su vida corresponde a tallos y raíces subterráneas que parasitan raíces de árboles, al desarrollarse produce un bastón que emerge del suelo semejante a un hongo globoso y que corresponde a la inflorescencia.
En este bastón produce flores masculinas y femeninas por separado, que son visitadas por escarabajos y otros insectos. Esta planta no necesita producir hojas verdes pues absorbe directamente los nutrientes de las raíces de los árboles que parasita. Es indicadora de bosques en buen estado de conservación.
El yagé o ayahuasca (Banisteriopsis caapi) sta es la planta más venerada por las culturas indígenas de la Amazonia occidental. Hay cerca de cinco especies de lianas de la familia de las Malpighiaceae conocidas como yagé pero la más utilizada es Banisteriopsis caapi, la cual crece en al interior del bosque asociado a la Amazonia.
De sus tallos y corteza se fabrica una bebida supremamente amarga que, mezclada con otras plantas, es utilizada para curar enfermedades del cuerpo y el alma y como puerta de acceso al conocimiento. En la actualidad, la toma del yagé se ha popularizado en ciudades y regiones más allá de la Amazonía, fuera de su contexto cultural, en algunos casos con resultados adversos o funestos. Los Taitas son maestros del uso del Yagé, por lo que es recomendable solo ingerirla bajo su acompañamiento
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